Esa chispa
"Cuando los sueños desaparecen, la vida se convierte en un pájaro con las alas rotas que no puede volar." Maya Angelo
Hace una semana que regresé de un viaje maravilloso a Madrid, una ciudad de encanto que me atrapó como ninguna otra. También hace una semana me despedí de uno de los amores de mi vida, a quien tuve que dejar volar. Mi primer bebé, mi hija hoy de 19 años que ha elegido este gran lugar para estudiar.
Regreso a CR con mi corazón partido y a la vez con la felicidad de que mi niña está cumpliendo sus sueños y en la ciudad de sus y mis sueños.
¨Cumplir tus sueños¨, esa frase trillada, pero para mí es algo tan fuerte, tan potente y tan motor en mi vida. Desde muy pequeña recuerdo soñar despierta. Quería ser actriz, escritora, viajar por el mundo, vivir en otro país. Y por todos estos sueños he andado ya de cerquita. Y sigo y seguiré soñando y los sueños me seguirán alimentando.
He sido muy privilegiada. Escribo desde una vida privilegiada. Reconozco también que hay heridas en las personas que no les permiten soñar. Por ello, en mi profesión de psicóloga me he dedicado a que esas heridas de quienes me consultan, puedan sanar y que sanen también abriendo espacio a sus sueños.
Me obsesiona encontrar la chispa en las miradas de las personas. Esa chispa que brilla en nuestros ojos cuando soñamos despiertas.
Por los ojos caminan lágrimas de dolor, pero también por los ojos se asoman los sueños, y es ahí justo ahí, donde me obsesiono por lanzar la caña con el anzuelo para que el sueño salga a la superficie.
Soñar también sana. El valor de la esperanza sana. Dicen que es lo último que se pierde, pero a la esperanza hay que encontrarla, porque a veces está en la cueva más oscura, temerosa de salir y de ser devorada, sobretodo cuando el dolor y el miedo se han encargado de mantenerla oculta.
"Cuando me atrevo a ser poderosa, a usar mi fuerza en el servicio de mi visión, entonces se convierte en menos importante si tengo miedo." Audre Lorde
Hay sueños que no se cumplen. Pero habría que preguntarse si realmente hicimos la tarea de perseguirlos y de trabajar por ellos. Puedo pensar en varios sueños que no he cumplido, pero reconozco que no hice todo lo necesario para manifestarlos, ni para alcanzarlos. Hay que trabajar por ellos, pues no se cumplen solos. No se cumplen con una plegaria, ni soplando las velas mientras lo pones en tus deseos. O sí, pero con labor de por medio. Y con esa compañera llamada esperanza que mantiene el motor andando.
A veces la esperanza se topa con las puertas cerradas y busca irse a su cueva. Tendrá que tocar más fuerte, o entrar por las ventanas. Los sueños requieren de nuestra insistencia y si se quiere, de nuestra obsesión.
Seguramente por eso me han llamado ¨intensa¨ y ¨terca¨. Para algunos ser así no está bien y en algún momento yo me lo tomé a mal también. Hoy a mis 45, siento que hubiera deseado en muchas ocasiones ser más terca aún, más intensa, para que muchas ideas y planes y sueños no se me hubieran apagado.
Seguiré obsesionada con encontrar esa chispa en las miradas. No sé si como psicóloga, porque ya otros sueños se me están apareciendo en cuanto a mi profesión, pero sí como amiga, como pareja, como hija, como hermana, como mamá, como escritora.
Logré hace una semana montarme en ese avión con un boleto menos, con el corazón lleno de dolor, con lágrimas insistentes en su misión de liberarlo, pero sobretodo, con la imagen grabada en todo mi ser, de esa chispa soñadora que en la mirada de mi hija capturé.
Y su chispa prendió aún más la mía.
Pude ver como la esperanza de ella y la mía se abrazaron para no soltarse.
Y la vi partir, caminando hacia sus sueños.
Gracias por latir conmigo!
Vivi Hidalgo
@latidokreativo